Seguir a Cristo

A medida que nos sumergimos en el profundo océano del cristianismo, la primera pregunta que surge es ¿Qué significa seguir a Cristo? Seguir a Cristo no es simplemente una declaración de fe, es un modo de vida, una transformación total de la mente, el corazón y el espíritu. Es un compromiso de servir y amar a los demás tal como Cristo lo hizo.

En primer lugar, seguir a Cristo significa vivir una vida de amor y servicio. Como Jesús mismo dijo: «El mayor entre vosotros será vuestro servidor» (Mateo 23:11). Es importante recordar que Jesús no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28). Seguir a Cristo implica emular este espíritu de servicio y amor incondicional en cada aspecto de nuestras vidas.

En segundo lugar, significa confiar en Dios y en Su voluntad divina. Al seguir a Cristo, depositamos nuestra fe en Él, confiando en que Él tiene un plan para nuestras vidas. Esta fe no es simplemente confianza ciega, sino una convicción arraigada que proviene de nuestra relación personal con Dios. Seguir a Cristo es confiar en Él en los momentos de alegría y en los de dolor, sabiendo que Él siempre está a nuestro lado.

Finalmente, seguir a Cristo significa vivir una vida de obediencia a su Palabra. Jesús nos enseñó a orar «Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo» (Mateo 6:10). Seguir a Cristo no es simplemente creer en Él, sino también obedecer sus enseñanzas. Es vivir una vida que refleja los valores y principios del Evangelio.

Algunos pueden argumentar que seguir a Cristo es una carga pesada, un camino lleno de sacrificio y renuncia. Sin embargo, Jesús nos asegura: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga» (Mateo 11:28-30). Seguir a Cristo es liberarse de las cargas del pecado y encontrar verdadero descanso y paz en Él.

En conclusión, seguir a Cristo es un compromiso profundo, un camino de servicio, amor, fe y obediencia. Es una vida que refleja a Cristo en cada palabra, acción y pensamiento. No es un camino fácil, pero es el camino a la verdadera alegría, paz y salvación. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir una vida que glorifique a Dios y sirva a los demás. Porque al final del día, seguir a Cristo es simplemente esto: Amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

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