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Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado guías morales y espirituales que delineen el camino hacia una vida plena y significativa. En el corazón de muchas de estas búsquedas se encuentra la Biblia, un texto que para millones de personas no solo es sagrado, sino también un manual para la conducta diaria. Dentro de sus múltiples enseñanzas, una que resalta por su poder transformador es la llamada al servicio desinteresado. Pero ¿qué dice exactamente la Biblia sobre la necesidad de servir y no ser servidos? A continuación, exploramos algunos versículos que sustentan esta concepción del servicio como piedra angular de la fe cristiana.
En el Evangelio según San Mateo, capítulo 20, versículos 26 al 28, Jesucristo establece un principio radical que subvierte las nociones de poder y grandeza de su tiempo (y del nuestro): «No será así entre vosotros; sino el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos». Este pasaje no solo insta a sus seguidores a adoptar una postura humilde y de servicio, sino que también presenta el ejemplo supremo de servicio: la propia vida de Jesucristo.
Otro pasaje que refuerza esta enseñanza se encuentra en el Evangelio de Juan, capítulo 13, versículos del 12 al 17, donde Jesús, después de lavar los pies de sus discípulos, un acto de humilde servicio reservado normalmente para los sirvientes, les dice: «¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis». (“S. Juan 13 | RVR1960 Bible | YouVersion”)
Estos versículos no solo son una invitación al servicio, sino un mandato. Se espera que los seguidores de Cristo no solo atiendan a las necesidades de los demás, sino que también lo hagan con un espíritu de humildad y amor, siguiendo el ejemplo de su maestro.
En el contexto de la epístola de Pablo a los Gálatas, en el capítulo 5, versículo 13, se nos recuerda: «Porque vosotros, hermanos, a libertad, fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino que serviros por amor los unos a los otros». Aquí, el apóstol Pablo recalca que la libertad obtenida a través de Cristo no es una excusa para la autoindulgencia, sino una oportunidad para servir a otros con amor.
Es importante señalar que el servicio en la perspectiva bíblica no es una mera actividad altruista o una buena obra aislada; es una actitud constante, una forma de vida. En la carta de Santiago, capítulo 2, versículos 14 al 17, se argumenta enérgicamente que la fe sin obras está muerta, insinuando que el verdadero servicio es una expresión tangible de la fe viva.
En conclusión, la Biblia no solo alienta, sino que exige a sus seguidores vivir una vida de servicio. Este servicio no es una opción entre muchas, sino el eje central de una vida de fe auténtica. Los versículos mencionados anteriormente no dejan lugar a interpretaciones alternativas; el llamado es claro y directo. El servicio no es simplemente una acción noble; es el reflejo de una comprensión profunda de lo que significa seguir el camino que Cristo trazó. Al servir, los cristianos no solo se acercan a la imagen de su maestro, sino que también colaboran en la construcción de un mundo más justo y compasivo, un mundo que refleja el reino de Dios que Jesús vino a anunciar.

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